Desde el interior del metro.

Existen dos clases de situaciones, las simples y las complejas: para la mayoría de la gente estar en el metro es un mero trámite, un instrumento que sirve para viajar, una situación simple, pero yo me pregunto ¿Han observado a su alrededor mientras piensan que en aquel viaje pueden romper toda clase de barreras? Viajar en metro es una situación complejísima, es impresionante la cantidad de clases sociales que se encuentran, las diferencias de edades, las diferencias de lenguaje, incluso nos encontramos con extranjeros. En las horas puntas puedes ver a todo tipo de pasajeros: Los cansados, los soñadores, los excéntricos, los que piensan que nadie los ve, los que no quieren que los vean, los alegres, los amargados, los músicos, los despistados, los extranjeros, los pueblerinos, los futboleros, los niños, los abuelitos, los altos, los bajos y los que lo observan todo...

La diversidad misma está en el lugar más común de todos, codearse con todo tipo de personas, conocerlas ( y vaya que las conoces en los horarios puntas cuando compartes tu metro cuadrado) está a solo un paso, a una línea amarilla de distancia, depende de cada uno hacer el viaje más grato con nuestros compañeros pasajeros, con aquellos que viajamos todos los días.

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