Las escaleras sonaban una y otra vez, bajabas y subías sin cesar, mientras aquella dulce persona, que ahora era solo la sombra de lo que alguna vez fue, estaba sentada en el sillón mirando un par de cartas, mientras sus lágrimas corrían por sus mejillas aun sonrojadas. Sonó el auto, y aquella muchacha sentada en el sillón se levantó de un salto. ”No te vayas” se le escapó mientras él la miraba por el espejo retrovisor, él detuvo el auto, bajo de él y se acercó a la muchacha, le tomó la cara con una mano, le seco las lágrimas de los ojos y la cara. “Recuérdame con alegría, no con tristeza, recuérdame, por que yo te recordare a ti, y borra de tu mente los malos momentos y las discusiones, piensa en que nuestras vidas fueron una, pero sobre todas las cosas, que cada uno fue feliz con el otro mientras duró”, sus palabras se sienten hasta el día de hoy, ella jamás podrá olvidar todo lo que con él vivió, ella aun está aquí, contando su historia, y solo dirá “Nuestras historias solo se entrelazaron, pero jamás fueron solo una”.