Tercera Parte
*Verde=Kagome - Rojo=Inuyasha - Morado=Miroku - Rosa=Sango - Azul Pálido=Shippo*
*Gris=Kikyou - Azul=Kaede - Café=Kohaku*
Mientras tanto Miroku y Sango por han derrotado a los jabalíes con alas los cuales habían resultado bastante difíciles.
-Sango crees que Naraku ya se haya encontrado con Inuyasha y la señorita Kagome.-
-Probablemente excelencia, démonos prisa.-
-Sí, Kagome, yo no quiero que le suceda nada.-
Vuelan a toda velocidad a donde Miroku percibe la presencia de la señorita Kagome.
-Es en esta cueva Sango.-
-Si excelencia entremos, Shippo, Kirara cuiden la entrada.-
-Sango, creo que algo malo esta ocurriendo aquí, ese resplandor no me gusta para nada.-
-Ojala que no excelencia esperemos lo mejor.-
Mientras siguen avanzando se encuentran con Kagome tirada de rodillas en el suelo, Sango y el monje Miroku se agachan para saber que sucede.
-¿Qué sucede Kagome, que te pasa?-
-Sango, monje Miroku…-*Al fin llegaron me siento más aliviada, pero aún no dejo de sentir esta presión en el pecho*
-Es la señorita Kikyou y está con…-
Se detuvo Miroku por la situación y al ver como estaba Kagome.
-¿Kagome estas segura que es Kikyou? Como nos dijiste no pudiste salvarla la última vez.-
-Es cierto, además en el camino vimos avispas venenosas.-
-¿Enserio monje Miroku? Eso lo explica todo.-
Kagome se levanta y camina hacia Inuyasha y “Kikyou”
-Inuyasha, Inuyasha…-
*Es la voz de Kagome…*
-Está en una especie de sueño.-
-Si excelencia, no la ve pero creo que siente su presencia.-
*Esta chiquilla arruinará mi plan*-Inuyasha ¿Qué sucede?-
-Escucho a Kagome.-
-¿Kagome?... es ella, ¿ella es por la que me cambiaste?-
-No… Kikyou… solo que tú estás muerta.-
-Pero Inuyasha, podremos estar juntos solo tienes que venir conmigo.-
-Inuyasha no lo hagas, esto es una trampa de Naraku.-
*Naraku… ¿Naraku? No puede ser, no siento su aura demoníaca, pero… por el Fuyouheki… ¡no puede ser!*
-Inuyasha, no la escuches, como voy a ser Naraku, ¿Quieres comprobar que no lo soy?-
Lentamente Kikyou se acerca aún más a Inuyasha, que provocaría así, que sus labios se unieran.
...
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